El panorama automotor ecuatoriano se encuentra en un punto de inflexión. Aunque el sector a combustión interna domina el mercado, la creciente conversación sobre la transición energética ha puesto los autos eléctricos en el centro del debate.
Sin embargo, más allá del entusiasmo inicial, el avance de la electromovilidad en el país enfrenta una serie de retos que merecen un análisis detallado. Este artículo explora el estado actual de las ventas de autos eléctricos y los principales obstáculos que impiden una adopción más acelerada, a pesar de los esfuerzos por incentivarla.
Las cifras de las ventas de los autos eléctricos hablan por sí solas: un crecimiento modesto pero constante
A primera vista, las cifras del mercado de vehículos eléctricos en Ecuador parecen prometedoras. Según datos de la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (AEADE), las ventas de los vehículos eléctricos (VE) alcanzaron las 2,234 unidades entre enero y agosto de 2025, lo que representa un notable crecimiento del 159.2% en comparación con el mismo período del año anterior, cuando se vendieron 862 unidades.

Sin embargo, al contextualizar estos números, la realidad es más compleja. Los vehículos eléctricos apenas representan el 2.9% del total de vehículos vendidos en el mismo período, que ascendió a 77,306 unidades. La gran mayoría del mercado sigue anclada en tecnologías tradicionales: la gasolina, con una participación del 54%, y el diésel, con un 28.6%. Este escenario confirma que, si bien el crecimiento es considerable en términos porcentuales, el volumen de ventas se mantiene en una fase incipiente.
Para que esta «gota» se convierta en una «ola», es necesario superar desafíos que van más allá del simple interés del consumidor.
Las barreras de la adopción: una brecha entre la política y la práctica
El gobierno ha implementado diversas políticas para fomentar la compra de vehículos eléctricos, una medida que, en teoría, debería acelerar su adopción. Entre los incentivos más destacados se encuentran:
- Beneficios tributarios y arancelarios: Los autos eléctricos están exentos del Impuesto a la Propiedad, no pagan el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en su compra, y es probable que la matrícula anual sea de solo $10 a partir del próximo año. Además, se han eliminado los aranceles de importación para vehículos, baterías y cargadores.
- Beneficios de circulación: En Quito, los vehículos 100% eléctricos están exentos de la restricción vehicular «pico y placa» y del pago en estacionamientos públicos tarifados.
A pesar de estos beneficios, la adopción sigue siendo lenta. Los altos precios de los vehículos y la percepción de una infraestructura de carga limitada actúan como barreras psicológicas y financieras para el consumidor. En este punto, la «ansiedad de rango» no es solo una preocupación técnica, sino una realidad palpable.
Una comparación económica: el ahorro que compensa
Si bien el costo inicial de un auto eléctrico es un factor disuasorio, el ahorro operativo a largo plazo es una de las ventajas más contundentes. Un análisis de costos de Mobility Portal muestra que:
- Carga eléctrica: El costo de una carga completa para un vehículo con una batería de 50 kWh y una autonomía de 300 km oscila entre $8.58 (estación semi-rápida) y $14.26 (estación ultra-rápida).
- Combustible fósil: Recorrer la misma distancia de 300 km en un vehículo a gasolina de consumo promedio costaría aproximadamente $21.00 con gasolina Extra o $26.92 con Súper.
La diferencia es clara: cargar un auto eléctrico puede ser entre un 32% y un 60% más económico que llenar un tanque de gasolina. Para aquellos con acceso a carga domiciliaria con un medidor especial, el costo puede ser aún menor, rondando los 10 centavos por kWh. El ahorro en combustible es, sin duda, un argumento de peso a favor de la transición.
Carga y autonomía: una guía para el newbie eléctrico
La falta de una red de carga visible es un problema que está siendo abordado por los fabricantes y el sector privado. El fabricante KIA, por ejemplo, ha creado un mapa de puntos de carga para sus clientes, asegurando que la infraestructura se expande en «carreteras, parques, zonas residenciales y centros comerciales».

Existen dos tipos principales de carga:
- Carga de CA (Corriente Alterna): Ideal para uso diario en el hogar o el trabajo, con potencias de 3 kW a 22 kW. Es un método más lento, pero adecuado para recargas nocturnas.
- Carga de CC (Corriente Continua): Conocida como «carga rápida», ofrece potencias de 50 kW a 200 kW y puede recargar la batería de un 20% a un 80% en aproximadamente 40 minutos. Las estaciones públicas suelen limitar este tiempo de carga para optimizar el servicio y minimizar los tiempos de espera.
El proceso de carga es simple: «estaciónate, enchufa… ¡y listo!». La expansión de estos puntos busca mitigar la «ansiedad de rango».
El caso de los taxis eléctricos en Loja: un recordatorio de la realidad
El caso de la ciudad de Loja sirve como una advertencia sobre la complejidad de la transición. En 2016, se implementó un proyecto con 51 taxis eléctricos, pero apenas siete años después, los propietarios comenzaron a regresar a los vehículos a gasolina.
La principal razón no fue la carga, sino el alto costo del mantenimiento y la falta de repuestos en el país. Un conductor señaló que una revisión general en un auto eléctrico puede costar «3 o 4 veces» más que en un auto a gasolina. A esto se suma la escasez de talleres especializados. Este ejemplo subraya que una política de incentivos fiscales no es suficiente si no se complementa con un ecosistema robusto de servicio técnico y suministro de piezas.
Los actores clave del mercado: una mirada a los líderes
A pesar de los desafíos, la competencia por liderar el mercado eléctrico ya está en marcha. BYD se ha posicionado como la marca dominante, con su modelo
Yuan Pro como el más vendido, con 701 unidades en los primeros ocho meses del 2025, seguido por el Seagull, con 335 unidades.

Otras marcas también están ganando terreno. KIA, con su modelo EV5, ha vendido 152 unidades, mientras que Chevrolet también se encuentra en el top 20 con sus modelos Blazer EV y Bolt. La creciente variedad de modelos en el mercado, muchos de ellos de origen chino, demuestra que los fabricantes ven un potencial real en el país, incluso si su penetración es gradual.

Perfil del usuario ideal: un auto para la vida urbana
Un vehículo eléctrico no es para todos, pero para un perfil de usuario específico, representa una opción sumamente atractiva. El VE se posiciona como un «city car» perfecto, ideal para la vida en la ciudad debido a su tamaño compacto y a su consumo optimizado.
El usuario que puede aprovechar un VE al máximo es aquel que:
- Recorre menos de 200 kilómetros diarios: Es una opción perfecta para desplazamientos de la casa a la oficina y viceversa.
- Busca un vehículo de bajo costo operativo: Si el objetivo es ir de un punto A a un punto B con el menor gasto posible, el VE es la solución.
- No transporta a muchas personas todos los días: Su tamaño y autonomía se adaptan mejor a un uso individual o familiar reducido.
- Planea tener el vehículo por mucho tiempo: El precio de reventa de los VE aún no es el mejor, por lo que es una inversión a largo plazo.
Un VE puede funcionar incluso como un segundo auto en el hogar, cumpliendo la función de vehículo utilitario para la rutina diaria, mientras que un auto a gasolina o diésel se reserva para viajes más largos.
Conclusión: el futuro de los autos eléctricos en Ecuador no estará exento de retos
La electrificación vehicular en Ecuador es un proceso en marcha, impulsado por políticas gubernamentales y un incipiente, pero creciente, interés del consumidor. Las cifras muestran un crecimiento significativo, y los beneficios económicos en el largo plazo son innegables. Sin embargo, el camino no está exento de obstáculos, como lo demuestra el caso de Loja.
El futuro es eléctrico, la pregunta es cuándo y cómo llegará. Y para eso, el país debe enfocarse en crear un ecosistema completo que no solo promueva la compra, sino que garantice el mantenimiento y el soporte necesario. Solo así la transición dejará de ser una promesa para convertirse en una realidad.